30 de octubre de 2012

El Viejo

El viejo se sienta en su banca,
esa de todos los días, la polvorienta,
vetusta como las arrugas de su piel.

Las palomas merodean ávidas su llegada,
aquella que les dice adiós a la hambruna.
¡Viejo que viejo eres! ¿tan joven fuiste?

De niño juegas en el parque como niño,
de viejo juegas con los ojos lo que juegan tus hijos.

El viento te somete al calor de las mantas,
mientras las palomas desnudas merodean la banca,
merodean temprano, merodean de tarde,
merodean el hambre que les calma tus canas.

Los niños juegan a los viejos siendo niños,
el viejo juega con los ojos viendo viejos.
¡Viejo que viejo eres! ¿tan joven fuiste?

Aurora

A veces me gustaría escribir solo lo que pienso,
pero mi pluma escribe solo que siento.

La oscuridad y las sombras deforman tu silueta,
al final, se que eres tu.

En ese momento fuiste luz y luna,
paz y alegría.
Como cuando las olas rompen
el mar en su monotonía.

En el calor de tu cuerpo encontré
cobijo inmenso para el frió déspota
de la soledad.

24 de octubre de 2012

Besos de tinta

No paro de escribir tus besos
envueltos en tinta,
o tus caricias disfrazadas en papel.

No puedo sino toparme
con el halo de tu ser, iluminando todo
rumbo que esta alma tome.

Mi rostro exulta
lo que mi corazón se guarda por ti,
lo que no puedes oír cuando no hablo
y la afasia me sustituye.

Ya se oculta el sol y debo partir,
mañana te hablare de nuevo,
con tu epitafio de compañero.

Eres tu

No es tu sabor,
son tus manos rodeando mi rostro mientras me besas.
No es como te toco,
es como tu me enseñaste a tocarte.

No es el sexo cada día,
es tu olor mi habitación todas las mañanas.
No es cuando hablas,
es la eufonía del aliento al salir de tu boca.

No es por el sol que arde,
es por tu sombra reflejo compañera al andar por el.
No es porque lloras,
es que inundas mi corazón porque lloramos juntos.

Me llene de versos, me llene de rimas,
me llene de todo aquello que me da tu risa.
Me faltaran hojas, me faltaron días,
no me faltes tu ni en esta ni en otra vida.

19 de octubre de 2012

Amor, ¿que te has hecho?

Amor, ¿que te has hecho?
desesperado cabalgas las mas turbias montañas,
antes que no montabas ahora te andas,
no cruces tantas fronteras, no vayas.

De mi te has quejado, como se queja el río
ante tanta piedra que detiene su pasión
turbia y desbocada. Así no mas te veo,
en cartas que nos recuerdan juntos.


Con excepción de ningún verso,
no hay mejor poema que tu cuerpo desnudo.
No salgas tan lejos luna de primavera,
apenas son las 4:50 y aun no te veo.

Me he visto ebrio en lugares donde
no llegan el sol ni la luna, ni las
flores o el llanto, o el orgullo y la lluvia.
Me he visto ebrio en lugares donde
no llegan el sol ni la luna.

Aquí me encuentro con el sol,
queriendo que nuestro amor y cariño
sean cada día mas hermosos.
El no entiende de distancias ni de
olvido, porque donde el brille

no hay sombra que oculte nuestro amor,
porque donde tu brilles yo brillo.
Te deshojas con la luna y floreces
con el sol, colorida, gris; vetusta, joven.

¿Cuantas otras lunas antes que vuelvas?
¿Cuantos otros soles antes que florezcas en mi jardín?

Te he de soñar desnuda, deshojada,
como fruta antes de ser devorada.
Oh!, Ya termina el otoño y los
crisantemos vuelven, yo echo

marcha atrás al reloj para no
alejarte tanto. Súbito impacto,
moribundo aliento entre sombras giratorias.


Me he visto ebrio en lugares donde
no llegan el sol ni la luna, ni las
flores o el llanto, o el orgullo y la lluvia.
Me he visto ebrio en lugares donde
no llegan el sol ni la luna.

Aquí me encuentro con la luna,
con la barba hecha blanca, con la
pluma hecha duna, esperando por
comparsas y revueltas, aguardando
llantos por tu vuelta.

10 de octubre de 2012

Cien Palabras

Me inspiré en ti para escribir cien palabras,
ninguna concuerda, pero me inspiré en ti.

En tu abdomen de trigo y miel y tus senos taciturnos,
en el colorido soberbio de tu sombra
entre mis manos y mis muslos.

En el vino, las cartas y los mustangs.
También en el cabello, las uñas y tu blusa.
En los modales, mis ganas, mis musas,
las corolas, el mendrugo, la ropa interior que aun  usas.

Quedó lejos de como había empezado,

lejos como tu cuando no estas y cuando no me has besado.

Me inspiré en ti para escribir cien palabras,
ninguna concuerda, pero me inspiré en ti.

Lirio entre rosas

¿Que vi mi rosa de lirios, mi lirio entre rosas?
¿Que puedo contar que no me hayas contado?
¿Que espero usar que no hayas usado?
si de cualquier manera te vistes del vino mas añejo.

Me quedo con el sabor de tu mirada al verme.
Vivo con la amargura de no quererte,
de no quererte menos de lo que quieres cuando duermes.

No te oigo y me entretengo con tus labios al hablar.
                   Camino mis manos por tu abdomen desnudo

                                     hasta llegar al turgente de tus pechos taciturnos.

Blanca Mujer

Oh! mi blanca mujer,
Sol hecho carne en esta mañana algazara y taciturna.
Verdeaste tu mirar sincero y tempestuoso
Ante un moribundo cielo somero.

Oh! mi blanca mujer,
de manos rubias, de cara rubia, de pechos rubios.
Afanoso encuentro, ávidas miradas,
Volveremos como el corcho al vino.

5 de octubre de 2012

Epílogo de tres Sonetos: I

Y que de mil horas! si no son contigo
como he de verte después de la ausencia taciturna?
nos sobro la distancia, llenó de letargo el sentimiento.
Y que de mil horas! si no son contigo.

El zarco de este mar se marchita con las olas.
Se recogieron las estrellas, la luna quedó sola,
luna que nos quiso y que ávida nos espera.
Y que de mil horas! si no son contigo.

Recuerdo caminar de tu mano sin presencia del hastío,
de momento el mendrugo se posa sobre la mesa tremulante.
Tus recuerdos se me marchan, dejan una memoria vacante.

Soledad pasajera, te quedaste, no te has ido,
te enamoraste tanto de mi que no te marchaste,
no has hecho maletas, no veo equipaje.

Epílogo de tres Sonetos: II

Eterna compañera, la de mil palabras,
hoy en soledad te escribo para no olvidarnos.
Te he dejado mis mas irascibles letras,
el mas algazaro de mis sentimientos.

Impreso llevo tu olor en mi pensamiento
que se ha transformado en la zubia de tus recuerdos.
De mi amor entero te has adueñado
cual dictadura que lleva de la mano la libertad.

Te he mirado distante, te he mirado bastante,
el vaho de esta triste costa nocturna te extraña
como extrañan mis manos tu cintura.

Voy a escribirte pronto, voy a escribir de nuevo.
Que tus ojos sientan como asalto tus labios
en una despedida de profusa pasión.

Epílogo de tres Sonetos: III

De nuevo sentados en nuestra polvorienta banca
mucho pasó, mucho nos queda.
Agitadas nuestras penas se entristecen
al saber que no seguirán latiendo.

Aquí estamos, juntos, frente nuestra costa triste.
Las flores se visten con corolas de alegría,
nuestras nubes lloran rocío de felicidad.
La luna sonríe esperando por el véspero y su partida.

Océano profundo, océano de cielo
has vuelto trepidante y turbulento
cual noctambulo disfrutando cada estrella compartida.

Vibrante, excitante, añejo tiempo,
danos horas, momentos, crepúsculos y ocasos.
Vuelve las estrellas con la luna; hoy somos dos.

1 de octubre de 2012

A ti...

Cual quijote he de luchar por ti
hasta que mis huesos desarmen.
Cual gitano he de vivir hasta encontrarte.

Cuantas veces he de mirarte
para que sepas que mis ojos miran por ti.
Cuantas veces he de tocarte
para que mis manos suden por ti.



He presenciado tristezas y llantos
ahogados en tus pupilas.
He consolado quebrantos
de batallas no correspondidas.

1,2,3, cuatro veces
he de pararme frente a la muerte,
si de mi tu vida pendiera.
1,2,3, cuatro veces
he de levantarte si alguna vez te cayeras.

Con mi cuerpo cuidarte el pelo,
con mi alma tu madriguera.
Que nunca te falte nada,
hasta que mis ojos lloren el día que tu te mueras.