Me inspiré en ti para escribir cien palabras,
ninguna concuerda, pero me inspiré en ti.
En tu abdomen de trigo y miel y tus senos taciturnos,
en el colorido soberbio de tu sombra
entre mis manos y mis muslos.
En el vino, las cartas y los mustangs.
También en el cabello, las uñas y tu blusa.
En los modales, mis ganas, mis musas,
las corolas, el mendrugo, la ropa interior que aun usas.
Quedó lejos de como había empezado,
lejos como tu cuando no estas y cuando no me has besado.
Me inspiré en ti para escribir cien palabras,
ninguna concuerda, pero me inspiré en ti.
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