Oda de Cuatro Versos

No puede existir sentimiento mas grande que el que hoy siento,
no de este modo, no en  este silencio.
Eufonía de mi pensamiento y de mi prosa,
sustrato de todos mis tormentos.

En soledad siente el que ha estado solo,
no importa si en sueños llora acompañado.
Entre rejas contemplo cielo y nubes
así como el basto cristalino de tus ojos azules.

No puedo sino herirte pidiendo una espera,
prefiero me dejes y vivas mi blanca azucena.
Pronto acaba el otoño y te habrás ido me temo,
y habrás reído y llorado entre hermosos crisantemos.

Aquí me encuentro, en la peor de las latomías
esperando por laudos que apaguen la vida mía.
Allá te veo, llorando en la lejanía
leyendo mi amor sucinto, escrito en la letra mía.

La Renuncia

He renunciado a ti. No era posible 

Fueron vapores de la fantasía; 

son ficciones que a veces dan a lo inaccesible 

una proximidad de lejanía.
 

Yo me quedé mirando cómo el río se iba 

poniendo encinta de la estrella... 

hundí mis manos locas hacia ella 

y supe que la estrella estaba arriba...
 

He renunciado a ti, serenamente, 

como renuncia a Dios el delincuente; 

he renunciado a ti como el mendigo 

que no se deja ver del viejo amigo;

Como el que ve partir grandes navíos

como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;

como el perro que apaga sus amorosos brios

cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto

y el buque errante que renuncia al faro

y como el ciego junto al libro abierto

y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;

como esos granujillas otoñales,

con los ojos estáticos y las manos vacías,

que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...

He renunciado a ti, y a cada instante

renunciamos un poco de lo que antes quisimos

y al final, !cuantas veces el anhelo menguante

pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.

Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;

desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.

La renuncia es el viaje de regreso del sueño..

Poema de Andrés Eloy Blanco (1897- 1955).

Odium

Inútil sos porque a nada llevas,
inútil como la sonrisa cuando triste esta,
o como el viento en la mas fría de las noches.
Inútil eres.

Vano sobre mi, inútil eres,
imbécil como eres, has profanado la mas segura de las fortalezas.
Imberbe, muchacho, crío.
No aquí, no ahora, ni luego.

Soy razón de la luz,
luz de la alegría, luz de la risa.
Luz en la agonía, luz en la envidia.
Pábulo de males eres, inútil eres.

Envileces todo lo que a tu paso puedas perturbar.
No aquí, no ahora, ni luego.

Madre

He de prestar mi corazón,
a todo aquello que mi corazón requiera.
Aquello que ría y llore, que hable y calle,
aquello que grite, aquello que pase.

He de mostrar mi corazón.
A ti que lloraste,
por mi.
A ti que hablaste,
por mi.
A ti que velaste,
                                                      por mi.
                                                      A ti, solo a ti, que peleaste por mi.
Tienes todo mi corazón.
Mucho antes que te viera,
incluso antes que naciera.
mucho antes que corriera,
también antes que cayera.

Tendrás todo mi corazón.
Aunque se acaben los calendarios,
tu calendario, mi calendario.
Así la luna no venga y el sol se quede esperando.

Tendrás todo mi corazón.
Tienes todo mi corazón,
eres todo mi corazón,
lo presto de mi corazón.

Corazón pespito, pingo corazón.
Es mucho lo que has reído, mucho lo que has llorado.
Vetusto latido, eterno recuerdo.

Eres todo mi corazón, lo presto de mi corazón.
Así la luna no venga, tuyo es mi corazón.

Aunque el sol no espere, lo etéreo de mi corazón.

Solo me quedas tu

No se que escribir.
Se acaba la empatía y la emoción,
perdió sorpresa aquello que solía maravillarme.
Ni siquiera esta ella.

Tan basta eres, soledad,
que el desparpajo de los charlatanes no he de escuchar.
Enmudeces el canto del ave mas recia.
Y ni siquiera esta ella.

No se de que hablar.
Afásicas las voces están,
los labios dejaron de jugar y se mantienen juntos.
¡Regresa con ella!

Tanto tiempo pasó.
No hay recuerdos de ella,
todo lo que un día trajo se fue como su acompañante.
Solo me quedas tu.

No te has ido.
La sinceridad esconde tu cariño,
cariño que nos mira taimado desde lejos,
desde lejos sabiendo, muy dentro, que siempre nos tuvimos.

Solo me quedas tu.

La Luna y El Sol

Se fue la luna, no esperó al sol.
El gallo canta desorientado, no encuentra horario que lo acompañe.
Se fue la luna, no esperó al sol.
El véspero quedo perplejo ante tanto vació,
el fuego perdió su calor ante tanto frío.

Se fue la luna, no esperó al sol.

Se fue la luna, no esperó al sol.
Enveró su corazón hasta la putrefacción.
Se fue la luna, no esperó al sol.
Dinamitó sus párpados y desató la furia de dos mares,
recorriendo desenfrenadamente escabrosas montañas.

Se fue la luna, no esperó al sol.

No vuelan las aves,
no sale el sol.
No crecen las ramas,
no sale el sol.
No llegan tus cartas,
no sale el sol.
No se oyen llamadas,
No sale el sol.

Perdiste la vista, perdiste el amor.
Se fue la luna, no esperó al sol.

Marte ama a Venus

¡La he visto, te juro que la he visto!
por todo lo sagrado, lo puro y lo limpio
que la he visto en cada rostro que mis ojos han bordeado,
en todas las esquinas de esta ciudad hecha pedazos.
Pobre quimera, tan honda, tan dulce, tan cruel;
¡arrójenle piedras con trémulas manos llenas de absurdidades
a ver si desaparece por la hendida de alguna estela entre la planicie!

 Fue una de esas tantas noches de álgidos soles
donde un nexo abruma corazón y garganta
cuando conocí al amor como un fantasma.
Empobrecido, vestido de hilachas,
me decanté por bajar hacia la plazoleta
bañada de sombras desde las alturas espectrales.

Ya los espectadores que convierten la plaza en circo
se habían acostumbrado al hilo de mis incoherencias,
a mis delirios más febriles,
a la sordidez de mis actos
y a la quijotesca búsqueda mía de ver el amor desvelado.
Pues, ¿en qué me diferencio de ustedes locos,
enamorados del amor desbordado,
adeptos del estremecimiento
que sublime golpea sus estómagos 
cuando un beso elevaros
al son de las flechas de Cupido lunáticos danzando?

 Érase una vez un Señor y su Dama...
... ¡y de repente todo era cristales rotos y llamas!
¡Sangre, drama, tragedia y más sangre!!
Fragmentos agudos de histeria...
Había perdido yo a la estrella de la mañana.

Y desde entonces han visto vagando mi fantasmagórica figura
                                                                               [al lado de mi amada]
en todas las esquinas de la ciudad hecha pedazos,
y con honesto desinterés mientras señalan dicen:
"ahí va otro tonto enamorado del amor;
pobre quimera, tan honda, tan dulce, tan cruel".

Autor: Alejandro Arevalo.

Twitter: @ArarJR.

Fuente:https://www.dropbox.com/s/s6wu67qjcd4x54b/Obra%20Poemaria-ARAR2012.doc

Hablando de mi muerte

Hablemos de mi muerte,
tu muerte,
nuestra muerte.
De ese silencio vetusto que colmó nuestros días.
De esas manos terrosas de tanto cavar el hondo hueco,
hueco donde hoy yacen los vestigios de aquel amor nuestro.

De ese huelgo formado entre tu aliento y el mio,
de como los corazones fueron arrugando cada sentimiento
hasta dejar lauca la memoria.
Memoria corrupta y despiadada,
no supiste que hacer con tanto amor mas que olvidarlo.
Memoria burda, memoria árida,
devuelve el cariño y el amor que hoy no me queda.
El que robaste, el que quitaste, el que borraste sin reserva.

Hablemos de mi muerte,
tu muerte,
nuestra muerte.
De esas miradas mudas que nos quedan,
de esas palabras mudas que nos quedan,
de esta nuestra cama muda, ¿Que nos queda?

Hablemos de mi muerte,
tu muerte,
nuestra muerte. 

Amatores

Eran sus manos y como desvestían.
Eran sus labios y como besaban.
Eran sus ojos y donde miraban.

Era tu boca enfrentando mi abdomen.
Fue tu aliento secando mi cuello.
Eran tus latidos el tempo perfecto.

Fui tan tuya,
que parecí una flor rogando ser cortada.
Fui tan tuya,
                                          que mis piernas aun tiemblan cada 90 segundos.
                                          Soy tan tuya,
                                          que mi boca no se desprende del sabor a ti.

Y no fuiste mía,
fuimos lo que el amor deseó que fuéramos,
lo que el tiempo y las ganas cosecharon durante años.
Somos lo que tu recuerdo y el mio mantuvieron esperando.

Era mi boca enfrentando tu abdomen,
fue mi aliento secando tu cuello,
fue el vaivén de tus senos el tempo perfecto.

Cruentatus

De sangre bañadas están,
las dos primeras y cada una de las cortinas
que hacían sombras del sol.

De sangre bañados están,
los floreros, los jarrones y el diván
donde sucumbe nuestro amor furtivo.

Aquel vestido blanco tiznó,
y probo que solo podía ser blanco,
nunca burdeos, como aquella, tu primera menstruación.

El piso, los collares, mi reloj.
Tus ojos, mis palmas, y el espejo.
También la vela y el cuchillo,
ese que rasgó, cual tela, tu piel.

De sangre bañado quede.

Non Ero Solus

No quiero ser leido, deja de escribir.
Enamorarme no quiero, no enamores mas.
Dejame volar en paz, no vueles,
el cielo nunca es tan tranquilo.

Quiero estar solo, deja de hablar y marchate.
No quiero ser egoista, pues no lo seas.
Deseo que no estes sola, no te vayas,
pero te digo, no estaré sola luego que me dejes.

Ansio volver, no puedes.
Extraño tu olor en las mañanas,
duerme de dia, asi no me extrañaras por la noche.
Te dije, no estaré sola luego que me dejes.