24 de noviembre de 2012

Quisiera

Quisiera escribir
lo que en tu corazón reside,
así dejar de divagar
y sentir lo que tu vives.

Me gustaría saber
lo que tus ojos escriben,
y así darles motivos
para que escriban felices.

De mil maneras trato,
                                                      quiero solo una en la que estés a mi lado.

¿Y si lo dijera?

¿Y si dijera todo lo que siento y no se?
aquello que causas cuando te dejas ver.
Cuando haces de mi estomago
un mariposario de sentimientos en cautiverio.

¿Y si lo dijera? ¿Que?
¿Girarías tu norte hacia mi?

En la espera

El tiempo como único cómplice
hace cada día mas corto nuestro encuentro.
Nos hace ávidos y feroces en la espera
de tenernos, como hoy, como ayer, como antes.

Ay! que triste los que dejan de latir,
aquellos que dejan ir la paciencia del corazón, porque dejaron perder el motivo                                                           de su razón.
                                                      Ay! que triste los que dejan de latir.

Me apeno de ellos por no esperar,
me lamento por ellos y su egoísmo.

Taimado espero con paciencia el momento de mi amor por ti,
callado brindo con tu ausencia por la presencia que tendrás en mi.

20 de noviembre de 2012

Con el fervor de mi voz




Con el fervor de mi voz,
recito los versos lúgubres de esta noche callada.
Los soplo al viento, el los llevara a tu cuna.
Se los digo llorando, hasta con amor.

En mi quietud solemne, encuentro el llanto de la paz que dejaste.

A mis ojos, devuelve la vida que empacaste cuando te fuiste.

Vuelve mi pluma con tinta, pues las palabras, ahora,
se visten sin ropa.

Hoy puedo escribir 30 poemas, todos sin alma tras tu partida.

Puedo diluir con besos tu secuela, y no son besos sin tu saliva.

La lluvia cae copiosa, no moja, se quedó sin agua.

Con el fervor de mi voz,
recito los versos lúgubres de esta noche callada.
Los lanzo al viento. No te dirán que te extraño,
pero si que te pienso.

18 de noviembre de 2012

De mi conversación visual y mental con Mayakovski

El escritor puede atacar la lírica
con todo un arsenal, buscando el verbo, preciso, desnudo.
Pero la poesía, es algo muy complicado,
Existe y ya, no hay vuelta que darle.

No se lee como una novela de policías y prostitutas.
Hay que deletrear cada palabra, desnudando cada verso,
hasta encontrar la pasión oculta debajo de la tinta.

La rima es un cheque en blanco.
Hay que llenarlo a toda costa, y buscas el detalle en sufijos
y prefijos en el cofre vacío de las declinaciones y conjugaciones.

Tomas una palabra, tratas de meterla en una estrofa, 
pero no entra.
Aprietas y se rompe.
Al poeta le llegan las palabras de a centavos.

Como si tuviese que mendigar por horas
cada letra que la forma.

La rima es un barril, un barril con dinamita
y la estrofa es la mecha.
La estrofa encendida, explota...
y vuela por el aire y la ciudad.

Las rimas de la estrofa andan por allí,
en cualquier parte, en cualquier lugar.
en una hoja, en una silueta caminante.

¿Donde se encuentran, y a que precio, rimas que estallen y que de golpe maten?

Tal vez sean cinco, las rimas increíbles,
y tal vez andan perdidas mas allá de Venezuela.

La poesía, toda, es un viaje a lo desconocido.
Un año de labor para sacar un gramo.
Una sola palabra de radio, entre mil toneladas
de palabra de materia prima.

Pero, como ceniza caliente, son estas palabras ardientes,
comparado a la humeante palabra bruta.
Estas palabras, ponen en movimiento millares de años,
y millones de corazones.
Por supuesto, los poetas son de diferente calidad.

Todos esos versos, y odas, aplaudidas y discutidas
entraran en la historia, como gastos suplementarios,
de dos o tres versos buenos escritos por nosotros.

El poeta, es siempre un deudor del universo,
y paga con sufrimientos las multas y los impuestos.

La palabra del poeta es su resurrección e inmortalidad.
Al cabo de cien años, entres pliegos de papeles,
tomaran una estrofa y rememorarán su tiempo.
Y ese día, el poeta se alzara con resplandor de milagro,
y el hedor de la tinta envolverá a alguien con sus vahos.

Hoy la rima del poeta,
es caricia, consigna, látigo y escopeta.

¡Y si usted cree, que todo consiste
en saber utilizar palabras ajenas, entonces
aquí esta mi lapicera fuente y puede escribir solo!

Nota: La mayoría de estas citas y párrafos vienen del poema
"Conversación sobre la poesía con el fiscal de impuestos"
de Vladimir Mayakosvki.

16 de noviembre de 2012

Corazón valiente

Te posaste frente a el y no supo como amar.

La anatomía le fallo,
lo volviste solo corazón.
Se quedó sin alas, sin barcas, sin techo,
se quedó contigo, caminando alamedas.


Le bastaba tu sonrisa mientras dormía,
o tu rostro de memoria mientras no veía.

Era un corazón desenfrenado,
no entendía de razones o de palabras.
Fue hecho de luz, esa luz que le inspirabas.

Su aliento desvestía con placer
lo mas profundo de tu oído,
con versos que no podrá recordar
y que solo tu escuchabas.

El techo se hizo de estrellas,
mientras escribía los versos que imaginaba.
La lamparosa luna iluminaba cada musa de su mente
y describía al sol, enamorado de la noche y de su gente.

Se volvió gitano y taciturno el corazón valiente,
se dejó de ambages, de que tenia mente.
Emocionado por tenerte,
no dejo de latir nunca, latió eternamente.

14 de noviembre de 2012

A tu Recuerdo

Hoy le escribo a tu recuerdo,
a tu risa de día, a tu cuerpo de noche.

A mi barca, navegando por tus labios
besos voraginosos llenos de pasión.

A los días grises de tu ausencia.
Hoy le escribo a tu recuerdo.

Las sombras eran uno mientras eramos dos,
fuimos dos siendo uno, fuimos uno viendo al sol.

Las calles se sonrojan,
se apenan al vernos caminar solos,
se conmueven los arboles
susurrando nuestra historia al viento.

Hoy, nubes nos lloran recuerdos de tardes rojas,
de cielos azules, de estrellas faroles.
De noche los pájaros hablan,
puedo escucharlos a lo lejos, dicen tu nombre.

La melancolía se emborracha de felicidad.
Hoy le escribo a tu recuerdo.

10 de noviembre de 2012

Enfermo de pasión.



Se le apago el mundo y siguió viendo su luz,
le iluminaba los ojos y su camino al andar,
le mostraba su alma, su eterna juventud.

Se encontró enfermo removiendo vendajes,
le cubrían la piel, los huesos, el cuerpo,
se encontró enfermo de ser amante.


Desató el vendaje, vio su corazón,
lo vio latir como el sol que amanece,
lo vio llorar como hojas que caen del árbol,
lo vio ahogarse en el profundo océano de su amor.

El céfiro le acompañaba de tanto ludir sus canas,
su bermejo corazón latía de emoción,
se miró enfermo de pasión por la mujer que amaba.

8 de noviembre de 2012

Suspiro

Caminaba moribundo por aquel bosque,
de un solo árbol, de una sola nube,
con el véspero desarrollando su crepúsculo
y el agobio exudado en todo su cuerpo.

El viento le habló estentóreamente,
le traía palabras infaustas que no le ayudaban.
Su cuerpo beligerante debatía sin ambages
entre el vulgo de los cuerpos sepulcrales y un bombeante corazón.

En su paroxismo voraginoso halló el talante
del halo de su amada,
y sin exaltos arrastro su cuerpo terroso hasta ella,
- ¡ te amo, te amo ! - suspiró.

7 de noviembre de 2012

Marinera Almudena

Marinera Almudena de aguas desgastadas,
de rojos mares como pasiones fieras,
de inmaculados deseos, de prosas nuevas.
Marinera Almudena..!

Marinera Almudena de turbia cabellera,
de suaves manos como pétalos,
de amplio tronco con largas ramas,
oh! marinera Almudena.


De aquí te miro, en la ladera, en el muelle desde el mirador.
Te espero en traje de corolas,
con el estío de admirador.

Marinera Almudena de trigo y miel,
de leche y pan, de este mi profuso amor,
de lauca maldad, de mi corazón coronada.
Querida marinera Almudena.

2 de noviembre de 2012

En mi silencio

En mi silencio con tocarte tengo,
con mirarte y decir mis versos con besos.
En mi mirar tú, paisaje eres,
tu silueta hace de tronco de todo lo que florece.

En tu boca con mi aliento vienes,
no separes nuestros labios, tu mi beso tienes.
Son tus ojos el espejo de mi alma,
de lo que siento, de lo que haces cuando                                                          amas.

En mi vida, con tu vida tuve,
no me importa la muerte si estuviste como yo estuve.
En mi lecho, de tu olor entiendo,
fue mejor tenerte que salir huyendo.