El escritor puede atacar la lírica
con todo un arsenal, buscando el verbo, preciso, desnudo.
Pero la poesía, es algo muy complicado,
Existe y ya, no hay vuelta que darle.
No se lee como una novela de policías y prostitutas.
Hay que deletrear cada palabra, desnudando cada verso,
hasta encontrar la pasión oculta debajo de la tinta.
La rima es un cheque en blanco.
Hay que llenarlo a toda costa, y buscas el detalle en sufijos
y prefijos en el cofre vacío de las declinaciones y conjugaciones.
Tomas una palabra, tratas de meterla en una estrofa,
pero no entra.
Aprietas y se rompe.
Al poeta le llegan las palabras de a centavos.
Como si tuviese que mendigar por horas
cada letra que la forma.
La rima es un barril, un barril con dinamita
y la estrofa es la mecha.
La estrofa encendida, explota...
y vuela por el aire y la ciudad.
Las rimas de la estrofa andan por allí,
en cualquier parte, en cualquier lugar.
en una hoja, en una silueta caminante.
¿Donde se encuentran, y a que precio, rimas que estallen y que de golpe maten?
Tal vez sean cinco, las rimas increíbles,
y tal vez andan perdidas mas allá de Venezuela.
La poesía, toda, es un viaje a lo desconocido.
Un año de labor para sacar un gramo.
Una sola palabra de radio, entre mil toneladas
de palabra de materia prima.
Pero, como ceniza caliente, son estas palabras ardientes,
comparado a la humeante palabra bruta.
Estas palabras, ponen en movimiento millares de años,
y millones de corazones.
Por supuesto, los poetas son de diferente calidad.
Todos esos versos, y odas, aplaudidas y discutidas
entraran en la historia, como gastos suplementarios,
de dos o tres versos buenos escritos por nosotros.
El poeta, es siempre un deudor del universo,
y paga con sufrimientos las multas y los impuestos.
La palabra del poeta es su resurrección e inmortalidad.
Al cabo de cien años, entres pliegos de papeles,
tomaran una estrofa y rememorarán su tiempo.
Y ese día, el poeta se alzara con resplandor de milagro,
y el hedor de la tinta envolverá a alguien con sus vahos.
Hoy la rima del poeta,
es caricia, consigna, látigo y escopeta.
¡Y si usted cree, que todo consiste
en saber utilizar palabras ajenas, entonces
aquí esta mi lapicera fuente y puede escribir solo!
Nota: La mayoría de estas citas y párrafos vienen del poema
"Conversación sobre la poesía con el fiscal de impuestos"
de Vladimir Mayakosvki.
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