Minutos del tiempo
que pasan sin predicción,
momentos,
segundos antes de tu aparición.
Se mueven a ras de piso
como el polvo que empuja el viento,
explotan
con cada gota que trae la lluvia.
Resonante va en el trino del ave,
batiendo las plumas aladas
de su canto suave.
Se crean dunas
que asombran la imaginación,
momentos,
segundos antes de tu aparición.
Redonda gira la tierra
y el agua imponente corre,
inundando
los surcos de mis mejillas.
Mueren la hojas y caen del árbol,
girando, flotando,
recordando siempre su vivo tallo.
Sale el sol
que esconde la luna y su iluminación,
momentos,
segundos antes de tu aparición.
Te vuelvo a ver
y el corazón recuerda como latir.
Vuelve el aliento a mis palabra
pero ninguna sabe que decir.
Aun te veo
y me enamoro del recuerdo de tocarte,
de como se entendían nuestros labios,
de como juntos callábamos las ganas.
Te vuelvo a ver
y mis poros lloran lo que queda de tu sudor.
La cama se desnuda,
no soporta las sabanas con nuestro olor.
Aun te veo
y se que somos y seremos.
Espera en silencio la noche oscura
detrás de la luz de un sol cayente.
Aguarda sola, negra y desnuda,
taimada, oscura y paciente.
Estrellas contaran su historia
dentro de un cielo nublado, inconsciente.
Dormirán con corolas vetustas
las flores rojas del tallo de hojas verdes.
La miré recitar su bullicio cayado,
soberbio, imponente, astuto,
oculta para el que la hace de lado.
Espera el día sonriente, oculto
detrás de una saliente noche.
No parece arder tanto el sol taciturno.
¡ América necesita vivir!
Nacer, verdecer, madurar y morir.
Mi tierra se desarma,
en el letargo de la agonía que decidió vivir.
Casas rojas, techos de zinc
¡América necesita vivir!
Quitando mascaras, botando el fusil,
esperando sin vilo al estudiante feliz.
Que las urnas cesen y la pólvora se moje
y acaben la guerras y hermanos no se odien.
¡América no necesita un fusil!
Enrojecer balas, caer, morir.
Pareces escribir todo lo que te nace,
lo que llevas por dentro y lo que envuelve el aire.
Detienes tu corazón para entregar lo palpitante,
usas la mirada como puente de algún pasaje.
Juegas con los sentimientos como niño con carruaje,
y el que escribe lo que siente vive un corazón sin drenaje.
Le versas a todo de lo que un día te enamoraste.
¿Quien te escribe a ti poeta? que dices todo sin ambages.
Con los ojos miras lo que esta detrás del sol
y de tu pluma brota cada coma, cada punto, cada voz.
Te inspiras en un árbol o una estrella, incluso en el amor
no te importa como sea mientras mueve al corazón.
Tu voz se escucha poco como el canto del folklore,
pero si que llega lejos, como bala de cañón.
Poco importa quien te lea pues esa no es tu razón.
¿Quien te escribe a ti poeta? que dejas todo por amor.
Me gusta cuando me tocas
porque siento que te pertenezco.
Me hace pensar en no tener memoria,
y así enamorarte cada día.
Pienso en la felicidad de la soledad
cuando es acompañada por un alma desolada.
En lo eterno de tus caricias,
en el cielo desolado de dolor.
