15 de junio de 2013

Mujer de una montaña blanca

He conocido a una mujer increíble,
extraña pero increíble,
diferente pero increíble.
Ahora creo que el extraño soy yo.

La he conocido frente a mi ventana,
es vorágine en mi mente
y lago frente mis ojos.

Se puede hablar de ella con ella,
pero no de ella conmigo.
Se puede reír con ella y sin ella
pero no querrías perder sus latidos.

Me cansé de verla partir por la acera
con el grito silencioso de su personalidad.
Me cansé de verla partir con cualquiera.

Disfrutaría lloverle a cantaros
hasta que note mi presencia,
pero es inútil caer
y sentir mis gotas chocar su impermeable piel.

He conocido a una mujer increíble,
extraña pero increíble,
diferente pero increíble.
Ahora siento que el extraño soy yo.

Excelente y perfumada
cual fruta que madura bajo el sol mediterráneo.
En su rostro la hermosura de un cuerpo enamorado,
como la belleza del Líbano y sus olivos sagrados.

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