26 de septiembre de 2012

La Renuncia


He renunciado a ti. No era posible 
Fueron vapores de la fantasía; 
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible 
una proximidad de lejanía.
 
Yo me quedé mirando cómo el río se iba 
poniendo encinta de la estrella... 
hundí mis manos locas hacia ella 
y supe que la estrella estaba arriba...
 
He renunciado a ti, serenamente, 
como renuncia a Dios el delincuente; 
he renunciado a ti como el mendigo 
que no se deja ver del viejo amigo;
Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;
Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.
He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño..

Poema de Andrés Eloy Blanco (1897- 1955).

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