5 de octubre de 2012

Epílogo de tres Sonetos: II

Eterna compañera, la de mil palabras,
hoy en soledad te escribo para no olvidarnos.
Te he dejado mis mas irascibles letras,
el mas algazaro de mis sentimientos.

Impreso llevo tu olor en mi pensamiento
que se ha transformado en la zubia de tus recuerdos.
De mi amor entero te has adueñado
cual dictadura que lleva de la mano la libertad.

Te he mirado distante, te he mirado bastante,
el vaho de esta triste costa nocturna te extraña
como extrañan mis manos tu cintura.

Voy a escribirte pronto, voy a escribir de nuevo.
Que tus ojos sientan como asalto tus labios
en una despedida de profusa pasión.

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