5 de octubre de 2012

Epílogo de tres Sonetos: III

De nuevo sentados en nuestra polvorienta banca
mucho pasó, mucho nos queda.
Agitadas nuestras penas se entristecen
al saber que no seguirán latiendo.

Aquí estamos, juntos, frente nuestra costa triste.
Las flores se visten con corolas de alegría,
nuestras nubes lloran rocío de felicidad.
La luna sonríe esperando por el véspero y su partida.

Océano profundo, océano de cielo
has vuelto trepidante y turbulento
cual noctambulo disfrutando cada estrella compartida.

Vibrante, excitante, añejo tiempo,
danos horas, momentos, crepúsculos y ocasos.
Vuelve las estrellas con la luna; hoy somos dos.

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