30 de octubre de 2012

El Viejo

El viejo se sienta en su banca,
esa de todos los días, la polvorienta,
vetusta como las arrugas de su piel.

Las palomas merodean ávidas su llegada,
aquella que les dice adiós a la hambruna.
¡Viejo que viejo eres! ¿tan joven fuiste?

De niño juegas en el parque como niño,
de viejo juegas con los ojos lo que juegan tus hijos.

El viento te somete al calor de las mantas,
mientras las palomas desnudas merodean la banca,
merodean temprano, merodean de tarde,
merodean el hambre que les calma tus canas.

Los niños juegan a los viejos siendo niños,
el viejo juega con los ojos viendo viejos.
¡Viejo que viejo eres! ¿tan joven fuiste?

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