son tus cuatro puntos cardinales el reflejo de la belleza interior.
Como bellos tus labios cuando hablas,
tan hermoso como las pecas de tus hombros,
mas radiantes que tus ojos no encontré,
o mas amarillo que el amarillo de tu cabello.
Te muestras tan inmensa, que la forma de tus senos
al chocar con mi rostro parece ser algo insignificante, donde tus manos son solo el principio de semejante lluvia de colores.
Se que envejecemos, y aun así,
ese lunar oculto bajo tu axila izquierda sigue siendo joven en cada uno de mis recuerdos, tan joven como eterno.
Como eterno los colores,
tan eterno como los beatles,
así como el mar, así... eterno,
como el amarillo del sol y el amarillo de tu cabello.
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